Octubre del 2025, Castro Fernandez Delfina
Mi experiencia con la cerámica y lo bien que me hizo
Hace un tiempo empecé clases de cerámica en Maki Pottery, sin imaginar lo mucho que me iba a ayudar. Lo que empezó como una actividad para “despejarme un poco” terminó siendo una de las cosas más lindas que hice por mí.
Hay algo mágico en poner las manos sobre el barro. Sentir la textura, darle forma, concentrarte solo en eso. Durante esas horas, todo lo demás desaparece: las preocupaciones, las notificaciones, el ruido. Solo vos, el material y el momento.
Me di cuenta de que hacer cerámica es una forma de terapia. Te enseña a tener paciencia, a aceptar los errores, a disfrutar del proceso más que del resultado. A veces las piezas salen torcidas, otras quedan perfectas, pero todas tienen algo tuyo.
Foto por Delfina Castro Fernandez para Glow Up
Y lo que más me gusta son esos pequeños momentos que se arman en cada clase. En Maki siempre nos tomamos un rato para hacer una pausa, preparar un café o un té, y acompañarlo con algo dulce. Esa mezcla entre charla, risas y olor a arcilla recién mojada tiene algo muy reconfortante.
Si estás buscando una forma de desconectar un ratito del día a día, te juro que la cerámica es una experiencia que vale la pena probar. No hace falta saber nada, solo tener ganas de crear, relajarte y regalarte un momento especial para vos.
Deja que tus manos se ensucien, que el tiempo pase sin apuro, y que cada pieza te recuerde que también mereces tu pausa.
Foto por Delfina Castro Fernandez para Glow Up