Septiembre del 2025, Brandán Angélica

Santiago del Estero vivirá estos días su 15 ° Feria del Libro, un espacio cultural magnifico, lleno de propuestas literarias, educación, debates, editoriales, autores nacionales y locales. Sin embargo llama la atención que la moda santiagueña siga sin un lugar visible en la programación oficial. Este sector que late en talleres y emprendimientos locales, pero sus voces no son visibles en las actividades literarias del evento. Es una pena, ya que la moda no es algo meramente superficial, de hecho la misma se ha logrado relacionar con un sistema bastante simbólico que está vinculado con una identidad cultural y personal, la forma de vestir es una de las manifestaciones mas visibles sobre nuestra expresión personal.

De esta forma los estilos de cada región muestran, a través de la ropa y los diseños, quiénes somos y de dónde venimos. Son una forma de contar nuestra historia y de sentirnos parte de una comunidad. Por eso, merecen estar presentes en cualquier espacio que hable de cultura.

Un ejemplo que ilustra esta falta es el de María Antonia Díaz Palomino, diseñadora, asesora de modas, escritora y dibujante santafesina. Sus libros de la serie Método práctico para diseñar moda, editados por Dunken, son verdaderas guías de formación para estudiantes y creadores. Díaz Palomino no solo escribe: también dicta cursos, realiza exposiciones y fue reconocida con la “Tijera de Plata” por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. 

En otras provincias se la invita, se la escucha, se le da espacio para mostrar su trabajo. En Santiago del Estero, en cambio, su nombre no aparece en la programación.

Esta exclusión no es algo menor. La Feria del Libro es, en teoría, un lugar de encuentro para todas aquellas expresiones culturales vinculadas con la palabra y el conocimiento, entonces ¿Por qué la moda queda afuera de esa conversación? Si los libros son relatos, la moda también lo es: relata visualmente, cuenta historias con  colores, texturas y formas.

La moda no solo pertenece a un ámbito “estético” si no también forma parte de una manifestación visual y tangible de la cultura. Así como un idioma nos permite comunicarnos, la moda nos permite expresar quiénes somos, de dónde venimos y qué valoramos. En otras palabras, los estilos y “tejidos” regionales cuentan historias propias y fortalecen la identidad de la comunidad.

Incluir la moda en la feria no solo sumaría diversidad, sino que abriría el diálogo hacia nuevas audiencias. Charlas sobre el diseño, presentaciones de libros de moda y mesas de debate sobre identidad visual  o incluso desfiles inspirados en literatura serían actividades que podrían enriquecer el programa y atraer a un público de nuevas experiencias culturales.

La Feria del Libro de Santiago del Estero es, sin duda, un espacio vital para la cultura escrita, pero necesita ampliar su mirada. La cultura también se viste, y esa vestimenta dice mucho sobre quiénes somos como sociedad. Si la literatura nos llena de ideas, la moda les da un cuerpo y las vuelve visibles. Ha llegado el momento de que la feria se vista de moda santiagueña y deje de ignorar un sector que es tan creativo y tan cultural como las páginas que allí se celebran.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *