Septiembre del 2025, Brandán Angélica
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El maquillaje es una de las herramientas más poderosas que usamos para realzar nuestra belleza natural, pero en ocasiones caemos en errores que opacan el resultado como la elección de tonos incorrectos, productos mal aplicados o pasos omitidos. En esta guía te contamos cuáles son los fallos más frecuentes y cómo solucionarlos, para que tu maquillaje luzca natural, prolijo y duradero.
1. Elegir mal el tono de base
Usar una base que no coincide con tu tono de piel, como por ejemplo un color demasiado claro u oscuro, o simplemente probarlo en la mano cuando el color de nuestro rostro/cuello es distinto.
Cómo podemos evitarlo:
- Probar la base en la zona de la mandíbula o en la parte del pecho, no en la mano.
- Ver los tonos bajo luz natural.
- Si tienes dudas entre dos tonalidades, intenta mezclarlas o usá una más clara para iluminar ciertas zonas.
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2. Aplicar demasiado producto
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Aplicar mucha base, polvo o corrector de una sola vez nos da como resultado una acumulación de producto que hace que el maquillaje se vea pesado, con textura marcada, reseco o desigual.
Cómo podemos evitarlo:
- Siempre empezá con capas finas, poné poco producto y si crees que lo necesitas agregas más.
- Elegí fórmulas ligeras para el rostro, especialmente si tienes una piel mixta o grasa, esto ayuda mucho a no sentir la cara tan pesada.
- Sellá solo las zonas necesarias como la zona T de nuestro rostro y el mentón, no todo el rostro.
- Difuminá bien los bordes con brochas o esponjas húmedas para que no queden líneas.
- Extra tip: Difumina bases o correctores siempre con una esponja húmeda, esto ayuda mucho a que el acabado se vea mas prolijo y nos deja el rostro con una sensación ligera y fresca.
3. No preparar bien la piel
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Saltarse la hidratación, no limpiar bien el rostro o no dejar que los productos se absorban correctamente antes del maquillaje puede causar descamaciones y que el maquillaje se cuartee o se corra.
Cómo podemos evitarlo:
- Lava bien tu cara y limpia con agua micelar para sacar toda esa suciedad que acumulamos.
- Después de aplicar agua micelar debes lavar tu rostro ya que esto puede evitar problemas externos.
- Aplicá una crema hidratante adecuada a tu tipo de piel.
- Esperá siempre unos minutos para que se absorban los productos de la piel (crema, protector solar) antes de aplicar la base.
Usá un tónico hidratante, este ayuda mucho a mantener nuestra piel hidratada y fresca.
4. Difuminar mal sombras, contornos o correctores
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El no difuminar bien deja líneas duras, bordes visibles o sombras que se ven sin transición y contornos exagerados.
Cómo podemos evitarlo:
- Usá brochas suaves y difusoras, esponjas húmedas.
- Trabajá con movimientos circulares para sombras.
- Para contornos, elegí tonos sutiles y difuminá mucho, especialmente debajo de los pómulos, frente y mandíbula.
Siempre revisá el maquillaje con luz natural desde distintos ángulos.
5. Exagerar con el rubor, iluminador o bronceador
Poner demasiado rubor o iluminador, aplicarlos en lugares poco favorecedores, que la piel quede con efecto brillante o con zonas destacadas que se ven artificiales.
Cómo evitarlo:
- Usá rubor con moderación, aplicando de adentro hacia afuera del pómulo (las “manzanas” de la mejilla).
- Iluminador solo en los puntos altos del rostro: pómulos, hueso de la ceja, puente de la nariz, arco de cupido (no sobre zonas con arrugas o con grasa).
- Broncer es usado para calidez, no para contornear en exceso.
Elegí texturas que se fundan bien con tu base (cremosas si tu piel es seca, mates o polvo si es grasa).
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6. No maquillar el cuello o ignorar diferencia de tonalidad rostro-cuello
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Cuando la base termina abruptamente en la mandíbula, dejando una línea visible; o cuando el cuello queda de otro color que el rostro.
Cómo evitarlo:
- Extendé un poco la base hacia el cuello.
- Si tu cuello tiene un tono diferente, puedes difuminar la base ahí para que tenga una transición natural.
- Comprobá siempre a la luz natural que rostro, pecho y cuello tengan una armonía de color.
Evitar este tipo de errores que son comunes transforma el maquillaje de algo cotidiano en algo que realmente realza lo mejor de nuestras facciones. Lo que más importa es practicar, conocer tu piel, probar lo que te queda bien y usar productos adecuados.
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